Juan María Piqué, histórico director de comunicación del fugado Puigdemont y del también ex jefe del Ejecutivo autonómico Artur Mas, se ha recolocado como subdirector de la Asociación Catalana de Municipios (ACM) en Bruselas (Bélgica), donde permanece huido el primero.
En nombramiento de Piqué como número dos de la ACM para su sede de Bruselas se sustanció pocos días después de que la asociación abriera su oficina en la capital comunitaria, dirigida por Jordi Solé, ex-eurodiputado de ERC y ex-alcalde de Caldes de Montbui (Barcelona), y fue un movimiento que parece no haber gustado a Puigdemont, que veía la oficina demasiado republicana.
Como respuesta, su entorno ha forzado el nombramiento de Piqué, un hombre de su máxima confianza, cuyo nombramiento, que aún no es oficial, ha generado desconfianza en el entorno de la ACM, en el convencimiento de que no trabajará para la ACM, sino para Puigdemont.
Algunas fuentes conocedoras de la operación han asegurado que el periodista "no tiene ninguna intención de ayudar al municipalismo" ante las instituciones de la Unión Europea, sino que su intencion sería la de "ayudar al expresident a tiempo completo", convirtiendosela en un nombramiento meramente instrumental.
Este fichaje se concretó horas antes de que Junts escenificara su ruptura con el PSOE, asegurando de esta manera que el ex-president erecupera a su dircom histórico para trabajar codo a codo con él, aunque sea pervirtiendo a una entidad municipalista.
Esta reubicación de Juan María Piqué llega después de que este perdiera su último trabajo, tras ser apartado como máximo responsable de comunicación de las comunidades judías en Cataluña, después de que intentara arrastrar al colectivo hacia la causa independentista.
En 2017, en pleno auge del procés independentista, Reporteros sin Fronteras (RSF) denunció acoso del entonces responsable de comunicación exterior del Gobierno de Cataluña a corresponsales internacionales que cubrían el desafío nacionalista, cuando dicho ejecutivo autonómico lo presidía Puigdemont.
