¿Quién dijo que en el olimpo de las grandes empresas no pasan cosas emocionantes? Contra todo pronóstico, la quietud del área de Comunicación de Movistar Plus+ se vio sacudida hace semanas por la marcha inesperada de su jefa de prensa. Y, como si el guionista fuese fan del suspense, en el mismo storyboard aparece ahora Javier de Paz, el todopoderoso ya ex-consejero de la era Zapatero en Telefónica, enfrentando lo que parece ser el inicio de su “operación salida”.
Empecemos por Movistar Plus+, ese canal televisivo donde siempre parecía que nunca pasaba nada salvo los estrenos y las ruedas de prensa. La reciente salida de su jefa de prensa, Purificación González, quien durante años supo navegar entre periodistas y egos de presentadores, encendió todas las alarmas.
En Espacio Dircom ya contamos en su día, a patir de fuentes de la propia compañía, las claves de este cese, que no parecían ser otras que la supuesta ambición de poder de Sergio Sánchez Benítez, recien llegado a la operadora televisiva para dirigir el área de Relaciones Institucionales, de la mano de su eterno mentor, Javier de Paz.
Los pasillos de la compañía no tardaron en llenarse de rumores: que si habrá una reorganización a lo grande, que si los departamentos de comunicación y marketing por fin se unirán en un solo comando, e incluso hay quien apuntaba a que la estrategia sería externalizar todo y que las notas de prensa las redactara una Inteligencia Artificial (IA). Lo cierto es que, mientras los mandos superiores se ajustaban las corbatas, el resto miraba con una mezcla de nerviosismo y expectación, a la manera del último episodio de una serie sin final feliz asegurado.
Así las cosas, lo que antes parecía inamovible en una empresa del entorno de Telefóníca, con unos roles muy marcados, una estructura interna de acero y un manual de crisis para no improvisar nunca, se convirtio en que nadie quería quedarse sin silla cuando parara la música, convirtiendo las reuniones de emergencia y las quinielas sobre el próximo director de comunicacion en más animadas que las de la Champions. En este contexto, la comunicación interna parecía convertirse en más vital que nunca, pero eso si alguien la escucha, claro.
Ahora, fuentes internas de la compañía han confirmado a El Confidencial Digital que el puesto de Chief Marketing Officer (CMO), si, el que ocupaba Purificación, desaparece como tal, y que no habrá un sustituto directo que asuma todas sus competencias.
En 2023, tras una reestructuración interna, González fue nombrada para ese cargo con la misión de “desarrollar una propuesta relevante y diferencial de marca y contenidos, potenciando el descubrimiento y consumo en cualquier soporte”. Posteriormente fue confirmada en el puesto en junio de 2025, en plena presentación de la nueva etapa de la compañía liderada entonces por Daniel Domenjó.
Según estas fuentes, la compañía habría optado ahora por innovar y repartir sus responsabilidades entre diferentes departamentos, de manera que Sergio Sánchez Benítez, actual director de Relaciones Institucionales de la presidencia, asumirá la parte relacionada con la organización de eventos y experiencia de marca, como quería, aunque no se encargará de las relaciones con los medios, como también ansiaba.
La parte de relaciones con los medios pasa de esta manera a manos de Cristina Ramos, que asumirá un papel más relevante en el área de comunicación, al tiempo que Ángeles Perons se incorporará como directora de marketing de clientes, y se centrará en estrategias de captación y fidelización.
Lo curioso es que cuando todo esto estaba sucediendo, a unos cuantos despachos de distancia, ya sonaban campanas de cambio para Javier de Paz, quien fuera imprescindible en el Consejo de Telefónica durante la época dorada del zapaterismo, y que era amigo de todos y temido por muchos.
Llegados a este punto, la gran pregunta es: ¿era posible imaginar hace unos años que el “barón rojo” vería peligrar su influencia en la gran teleco? ... y aquí estamos, rascándonos la cabeza y preguntándonos si no será esta la maldición de los sillones demasiado cómodos y que parecían eternos.
El caso es que el declive de De Paz no es menos notorio que el desconcierto en Movistar Plus+, y sus apoyos, antaño sólidos como el mármol, parecen buscar ahora nuevas amistades. Y es que parece que el cambio de ciclo político en España, la profesionalización de la gestión y el desgaste de los elefantes institucionales, han hecho que su habitual aura de intocable se empañe.
Así las cosas, todo el que conoce realmente cómo funciona la operadora, sabe que su reciente nombramiento como director adjunto del presidente, al que suma las nuevas responsabilidades ejecutivas en materia de Infraestructuras (Telefónica Infra), Activos Inmobiliarios y Responsabilidad Social Corporativa, además de permanecer como presidente del consejo de administración de Telefónica Audiovisual Digital (Movistar +), cargo al que le aupó el propio Murtra en marzo pasado, suena como muy rimbombante, pero carece de atribuciones.
Ambas historias confluyen en un mismo mensaje: el poder, por mucho que uno lo vista de azul corporativo o se rodee de asesores, es efímero y caprichoso, y la reorganización corporativa y comunicativa de Movistar Plus+ y el ocaso de De Paz coincidiendo en el tiempo, muestran que, en los grandes conglomerados, los ciclos no solo afectan a la economía, sino también a los egos y las carreras.
Las grandes pregunta que hay que hacerse ahora sobre Movistar+ son: ¿quién será el siguiente en vivir su particular giro inesperado? ¿Resurgirá la ex Chief Marketing Officer (CMO) en un canal rival? ¿Encontrará Javier de Paz un nuevo trono o, simplemente, se dedicará a escribir sus memorias? ¿Se conformará Sergio Sánchez Benítez con sus nuevos cometidos ante el declive de su jefe, o seguirá petardeando?
Por si acaso, mejor haría esta gente en no acomodarse demasiado en los despachos. Por lo visto, la incertidumbre también cotiza en el IBEX.