Los autores y editores de libros, periódicos, revistas y partituras ven posible la incorporación de la Inteligencia Artificial (IA) en el mercado editorial digital, siempre y cuando se haga de una forma controlada, lo que significa que los usos que hagan estos sistemas informáticos de estas publicaciones, tienen que ser autorizado por sus titulares de derechos, generar una remuneración adecuada por ello y garantizar la trazabilidad de los contenidos utilizados.
Esta ha sido la principal conclusión a la que se ha llegado durante la mesa redonda titulada Inteligencia artificial y sector editorial: ¿cómo monetizar tus obras?, organizada por el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), en la que han participado Jorge Corrales, director general de esta organizacion, y Álvaro García Hernández de Alba, director general de Datamarket.
La escritora y presidenta de CEDRO, Carme Riera, moderó esta sesión en la que Jorge Corrales ha analizado la incorporación de la IA al mercado editorial y sus posibles efectos, explicando que «debemos ser realistas a la hora de considerar los impactos que tiene en el sector, que pueden ser directos, en función del uso que hagan los escritores, traductores, periodistas y editores de estas herramientas; indirectos, según el uso que hacen el sector público y las empresas tecnológicas; e inducidos, en función del uso que haga la propia ciudadanía de la IA».
Por su parte, Álvaro García Hernández de Alba ha recordado la importancia que tienen los contenidos originales creados por autores y editores en el entrenamiento de la IA, y ha detallado que «los creadores son importantes porque la IA necesita datos o historias para poder funcionar», para añadir que «el contenido será de calidad si detrás hay un autor que ha hecho un trabajo... ese es el contenido que queremos utilizar para entrenar la IA».
Además, Hernández de Alba ha apuntado la necesidad de remunerar de forma adecuada el uso de los contenidos editoriales, afirmandotelo que «debería ser posible que se pueda monetizar el uso de las obras de los autores con licenciamientos acordes a la IA, con tecnologías que nos permitan tener la trazabilidad».
En este sentido, Corrales ha deslizado que los autores y editores «todavía no tienen los recursos y conocimientos necesarios para mantener el control sobre sus contenidos, y esto es importante para determinar, por ejemplo, la remuneración adecuada que les puede corresponder por el uso que la IA hace de sus obras», motivo por el que es importante «trabajar para establecer sistemas y modelos de autorización y remuneración, con medidas de transparencia y trazabilidad», ya que de lo contrario, «se podría llevar a la “uberización” de escritores, traductores y editores, dado que sus contenidos son acaparados por otros colectivos sin un reconocimiento de sus derechos y una retribución adecuada por ellos», ha explicado.
Así las cosas, Corrales ha manifestado que, ante esta revolución tecnológica, es importante «definir el nuevo modelo de contrato social queremos desarrollar», para evitar los desequilibrios que ya se generaron a finales del siglo XX.
En este sentido y, ante el uso de la IA, Hernández de Alba ha apuntado que «es necesario y obligatorio definir código ético para poder desarrollar la IA, poniendo unas bases éticas sobre cómo utilizar y gestionar todo el contenido».
Para concluir, Corrales ha destacado la importancia de que las herramientas de IA sean «transparentes y trazables», con el objetivo de lograr el equilibrio entre la innovación y el reconocimiento de los autores y editores por el uso de sus obras.